Infierno

            Una auténtica revolución se proclamó en aquel recinto de miseria humana y castigo social. Un motín se había apoderado en aquel estado del miedo. En el microcosmos carcelario el caos comenzó a reinar, reventando las pocas normas sociales que existían.

            La fuerza se impuso a la razón, el inquilino de la 211 fue el causante de tal anarquía, una vez más el motín se le escapó de las manos. Los familiares, fuera, clamaban justicia, mientras los antidisturbios se afanaban implacables en retomar el orden en aquel presidio caótico. La guerra estaba declarada y abierta, nadie ganaría.

Inferno