
Sujétame con cuerdas las manos, afirma sobre la baldosa la planta de tus pies. Siente el frío cómo asciende húmedo seguro, riéndote las ganas, rogando ese roce que presientes bajo la piel.
Desciende lento a mi averno. Recréate en las ondas que adornan mi pelo. Imprégname del aire que derramas con tus besos sobre el mapa de mi cuerpo.
Así, eterno. Desata con tu boca los jirones deshechos del tiempo y anúdame a piel abierta para siempre a tu acento.
M.J. Sierra (Perseida)
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