Infierno

(Sólo para condenados)

19 de Enero, 2007


Pevafersa

Publicado el 19 de Enero, 2007, 20:21. en Derivadas Humanas.
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Vicente Fernández Manso, presidente del grupo empresarial Pevafersa: «En 1997 debía dinero y el pasado año las ventas de la empresa se multiplicaron un 300%» «Cuando me dieron el premio en Alemania todos salían a explicar su proyecto con sus ordenadores y yo con una pizarra» El espectacular crecimiento experimentado por la empresa de placas solares Pevafersa, que en tan sólo diez años ha pasado a incrementar su producción de 45 a las 6.000 unidades que tiene contratadas ya para este año, ha dado lugar a todo tipo de especulaciones y comentarios a cerca del alma máter de la firma, Vicente Fernández, un toresano cuya vida ha dado un giro de 180 grados. En esta entrevista habla de sus comienzos, cuando los bancos no le daban créditos; de sus proyectos profesionales y personales, y de su día a día el frente del emporio que preside. M. BARRIO


-¿Cómo fueron sus inicios antes de crear Pevafersa?
-Estudié solo hasta FP1, por desgracia, porque no había dinero y me tocaba trabajar. Con 16 años iba a descargar camiones de frutas para sacar cuatro pesetas para poder seguir estudiando. Mi intención si fue la de haber continuado estudiando, pero el inglés no me entraba muy bien y dejé los estudios con 18 años. Luego me fui a la mili, donde me destinaron a mantenimiento eléctrico, y cuando me licencié llegué como un valiente, pensando que ya era un profesional, y monté una empresa de electricidad y venta de electrodomésticos. Lo que pasa es que vendía poco porque no sabía reparar los electrodomésticos, y entonces pensé que lo más fácil era poner un letrero que pusiera que se reparaban. De ahí pasé a montar un video club y me pegué un pepinazo total; tuve que cerrar y me quedé empeñado en casi 4 millones de pesetas de entonces en deudas, porque hubo gente que no me pagó. Lo pase muy mal. Luego entré a trabajar en la empresa de electricidad de Antonio Vega, en Toro. Me acuerdo que ganaba 120.000 pesetas y pagaba del crédito 140.000, así que me tocaba hacer de todo y la mujer también tenía que trabajar, pero en tres años conseguí pagar la deuda.
-¿Cuándo se funda Pevafersa?
-Después de trabajar para Paco Mateos, allí fue donde conocí a mi socio, Alvaro Sánchez, de Guarrate. En esta empresa pasé a ser encargado general y acabé teniendo a 60 personas a mi cargo, con más de cien obras abiertas por toda la región. En el 97 fue cuando Alvaro y yo nos planteamos crear una empresa, aunque recuerdo que mi madre me decía que no me pusiera más de autónomo, que fuera obrero, como mi padre. Fue cuando se fundó Pevafersa con un capital social de 9000 euros; pusimos la mitad cada uno, aunque para eso nos tuvo que dejar dinero la familia. Para comprar la primera furgoneta no nos querían dar crédito en ningún banco, solo confió en nosotros Caja Rural, a través de Mari Jose, que estaba de directora, que yo creo que nos llegó hasta avalar personalmente. Trabajamos mucho e hicimos muchas instalaciones y el primer año hicimos una facturación de 7,5 millones de pesetas, que para nosotros era un logro.
-¿Cómo surge la entrada en el mundo de las energías renovables?
-Yo estaba haciendo una casa de campo, en el Gejo, y no podía meter luz, y se me ocurrió comprar unas placas solares, que nunca las había visto; al principio vi que eso no funcionaba y las desmonté. Me puse a hacer inventos con ellas y a través del eje de un camión y un motor de un limpia parabrisas hice un seguidor y conseguí que funcionaran y que dieran vueltas para que captaran más; además me dí cuenta que lo que hacían no era correcto y que cambiando conexiones y otras cuatro cosas se podía mejorar mucho. A partir de aquí me empezó a interesar el tema de las energías alternativas y empecé a estudiarlas y a ponerme al día. En el 97 fui a una conferencia en Berlín donde había gente de mucha categoría; me pusieron un traductor y me llevaron a un hotel de cinco estrellas y como yo pensaba que iba de invitado, decía, ¡cómo me tratan!. Pero el último día me mandaron salir a contarles mi idea sobre las energías alternativas. Todos salieron con sus ordenadores y sus pantallas y yo con mi pizarra; allí les expliqué lo de la conexión a red, que entonces no existía, y cual fue mi sorpresa que me dieron el premio a la mejor idea.
-¿Cómo se lanzan a la comercialización de las placas solares?
-Al principio en Toro no teníamos oficina, teníamos un cachico garaje de 25 metros cuadrados con sillas de terraza y casi sin armarios y cuando íbamos a hacer los presupuestos nos pasaban los ratones por delante, ¡lo que es la vida!. Pero a partir de lo del premio y de una colaboración que se firmó con Alemania fue cuando nos lanzamos ya a crear la primera plataforma conectada a red de Castilla y León, en Abezames, que fue la primera con seguimiento en Europa, aunque antes de hacerlo trabajamos mucho para Retecal y todo lo que ganábamos lo invertíamos en la plataforma.
-¿Cómo funcionó esa primera experiencia?
-Funcionó bien, pero luego había que vender un producto que nadie conocía, y se nos ocurrió crear tres empresas: Sistema de conexión a red de Castilla y León, Sistemas de conexión a red S.L. y Conexión a red de Castilla y León. Con ellas comprábamos eras en los pueblos o solares y nos compramos las instalaciones de esas empresas a Pevafersa nosotros mismos. Los clientes entonces empezaron a comprarnos. El primer año, en el 2000, vendimos 45 seguidores a 55.000 euros cada uno, lo que para nosotros era un triunfo. Fue entonces cuando se hizo la primera nave en Toro, tenía 500 metros y pensamos que con ella y con el taller de Pozoantiguo ya teníamos sitio de sobra. Pero al año siguiente esos mismos clientes nos compraron más instalaciones y, además, venían con amigos que nos compraban más, porque vieron que funcionaban bien, y esa era la mejor publicidad que se podía hacer; nos fuimos a 200 seguidores y nos tocó ampliar. En el 2001 tuvimos que hacer 600 metros más de nave y emplear a 10 personas más.

«Estamos estudiando un nuevo proyecto de 600 millones de euros y 400 empleos»
-Lo de las energías renovables está muy bien, pero hay que pagarlas.
-Todos los fabricantes pagan canon por contaminación y las renovables lo que están evitando es que emitamos más contaminación y también pagamos una cuota por contaminación en los recibos particulares.
-¿La energía solar es el futuro?
-La energía donde más va a crecer es en hidrógeno, nosotros queremos meternos también ahí pero estamos en estudios.
-Mientras eso llega, ¿qué otros proyectos inmediatos tiene?
-Tenemos en mente un proyecto sobre captación de silicio en el que Pevafersa entraría en sociedad con un segundo y con un 51%. Sería capital de Estados Unidos o de otro país que ahora no puedo decir. La inversión sería de unos 500 ó 600 millones de euros y crearíamos unos 400 puestos de trabajo en Toro. Se está haciendo ya el proyecto y queríamos que las obras se empezaron a principios de 2008. Además, vamos a entrar en el sector de la alimentación, puede ser algo de queso, de vino, embutidos... hay que diversificar un poco los negocios.
-¿Hasta dónde quiere llegar?
-No me pongo metas.

«Siempre he sido muy toresano y lo que quiero es que esta zona crezca»
-Y desde entonces el desarrollo ha sido imparable.
-El paso fuerte fue cuando sacaron el decreto que permitía hacer instalaciones de 100 kilowatios y ahí nos tocó ampliar por todos los sitios, porque las ventas se nos habían multiplicado un 300%; fue cuando hicimos las naves nuevas que inauguramos el año pasado.
-¿Qué perspectivas de crecimiento tienen para este ejercicio?
-En el 2006 hemos montado 1.800 seguidores y hemos acabado el año con una plantilla de 192 personas y por suerte en este año ya tenemos vendidos tres veces más que el año pasado. Como eso ya lo sabíamos, es por lo que hemos ampliado las instalaciones con 22.000 metros más, con lo que disponemos ya de 30.000 metros cuadrados y hemos tenido que contratar a otras 120 personas más. También se ha comprado lo de Boecillo, donde disponemos de 7.000 metros útiles, y con 80 puestos de trabajo. También tenemos naves y oficinas en Segovia y otros 22 puntos de venta por toda España.
-Hay quien asegura que usted tiene algún padrino, porque de lo contario no sería posible un crecimiento tan espectacular y en tan poco tiempo, que les ha llevado a colocarse en los primeros puestos del ránking empresarial de la región.
-No hay ningún padrino, lo que hemos hecho es invertir todo lo que ganábamos.
-Pero la Junta de Castilla y León les ha respaldado abiertamente, incluso el presidente Herrera inauguró la última ampliación.
-Si, la Junta nos está apoyando bastante e invitamos al presidente Herrera porque pensamos que podía venir, ya que éramos la primera fábrica de placas de Castilla y León.
-¿Cómo controla un emporio de esta envergadura?
-Estamos cogiendo muchos colaboradores y metiendo muchos directores, gente de confianza, que intentamos que sean de Toro, porque sabemos que los de aquí por lo menos no se nos van y lo que hay que hacer es confiar mucho en la gente. También procuramos que nuestros proveedores sean siempre de Toro.
-Esto habrá quien lo interprete como una forma de compartir sus éxitos con sus vecinos, pero habrá quien piense que es una forma de exhibirlos.
-Yo siempre he sido muy toresano y siempre he mirado mucho por el pueblo, no soy de ningún partido político, pero lucho por conseguir que haya trabajo y crecimiento en la zona. Hay gente que me dice que porque no me marcho a vivir fuera de Toro, que así no me marearía la gente, pero yo les digo que los dejen, que yo estoy muy a gusto aquí.
-¿Despierta muchas envidias entre sus vecinos?
-Envidias tiene que haber, es normal, porque un día te ven con un coche, otro día con otro, pero hay de todo. Se que hay gente que dice, ¡pero si Vicente no tiene ni puñetera idea, pero si es medio bobo!, pues hay que dejar que piensen lo que quieran y poco a poco... ¡Ojala todos los bobos fueran así!
-¿Le han surgido las nuevas amistades como si fueran hongos?
-Yo me dejo querer de todo el mundo.
-Parece que quienes sí le aprecian son sus empleados.
-Siempre nos ha gustado pagar más de lo que marca la ley, aunque si que es verdad que para ganarlo hay que trabajarlo, pero sin explotar a la gente. Hay empresas donde a las chavalas les están pagando 600 euros y por el mismo trabajo nosotros pagamos mínimo 900, y a los profesionales les pagamos 1.500, cuando por ahí están pagando 1.000 ó 1.100. Yo creo que la gente tiene que vivir bien. Además siempre me he tratado bien con los empleados, me gusta charlar con ellos, aunque es verdad que ahora hay gente que casi no conozco y me tienen que decir, mira, ese trabaja para tí.
-¿Es mejor lo que le ha ocurrido que un premio millonario en la Lotería?
-Mucho mejor, claro, porque lo he visto crecer, veo todo lo que hemos hecho, ya no sé si tengo 24 empresas o tengo 25, porque estoy haciendo empresas cada dos por tres y todas son propiedad de Pevafersa, porque lo bueno que tenemos es que todo lo que compramos lo ponemos a su nombre, y eso da mucha seguridad a los clientes y a los bancos, porque también tenemos créditos.
-Hablando de bancos, ¿qué le dicen ahora los que le negaron los créditos cuando empezaba?
-Nunca he sido rencoroso, si lo fuera ahora mismo no trabajaríamos casi con ninguno y, sin embargo, trabajamos con todos los bancos prácticamente; aunque, si lo piensas bien, la verdad es que no era fácil confiar en nosotros con los fracasos que había tenido yo.
-¿No siente cierto vértigo cuando mira hacia abajo y ve todo lo que ha construido?
-Ni vértigo ni miedo, al revés, tengo más proyectos muy importantes previstos. Y yo le diría a la gente que nunca coja miedo porque les hay ido mal una vez. que lo sigan intentando, como he hecho yo.
-¿Qué papel ha jugado su familia?
-Mi hermana Julia empezó en el 99 con nosotros cuando teníamos la oficina en Carlos Pinilla y la otra, Rosa, en el 2000, cuando estábamos ya aquí. La verdad es que es muy importante tener a dos personas de tanta confianza controlando las cosas, porque una es jefa de ingenieros y la otra de administración.
-¿Ha contado siempre con el apoyo familiar?
-Bueno, si les hubiera hecho mucho caso al principio no hubiera llegado hasta aquí, porque me decían que no me metiera en más; sin embargo, como yo me lo he pasado todo por la cabeza, pienso que las cosas pueden funcionar y aunque me digan que no, me la juego otra vez, porque en esta vida quien no apuesta nunca lo consigue. Si te paras mucho a pensarlo dices, pero quien nos manda a nosotros invertir ahora18 millones de euros en hacer las nuevas naves de Toro o invertir 38 millones en Boecillo, cuando ese dinero nos lo podíamos haber quedado los socios, pero hay que arriesgar.
-Sus hijos han crecido con la bonanza económica de la familia, ¿cree que valorarán el esfuerzo que ha realizado?
-Ya que yo no pude, me gustaría que mis hijos se formasen, que aprendiesen idiomas, y yo les voy a prepara para que no crean que todo esto ha caído del cielo.
-¿Cómo ha cambiado su vida a nivel personal?
-Yo sigo tomando los vinos donde los tomaba antes y con la gente que los tomaba antes, porque fuera del trabajo soy el mismo Vicente que hace diez años, pero claro que te cambia mucho la vida, pasas de tener un Renault 12 con 18 años a tener coches de alta gama, de tener un traje a tener cinco, a poder ir a buenos restaurantes o a tener una casa mejor, como ahora, que he comprado el Palacio de Bustamante porque me estaba mareando la mujer diciéndome que quería una casa más grande, y le dije, pues toma, ahí tienes una casa de 1.600 metros, aunque hay que reformarla, claro.
-¿Se dedica también a viajar por placer?
-No, porque me ha tocado viajar mucho por trabajo y estoy cansado de hacerlo, prefiero mil veces quedarme en mi finca de El Gejo, allí soy feliz; me hice un cachico piscina climatizada. y, la verdad, es que poco más.
-¿Cómo es su jornada laboral para usted?
-Muy agitada, los días que estoy tranquilo son los domingos cuando voy al fútbol y estoy con la familia, aunque hace un año que dije que no madrugaba ni un día más y desde entonces no me levanto hasta las nueve menos cuarto, es un lujo que me he permitido.
-Un cambio de vida tan importante y en tan poco tiempo conlleva numerosas especulaciones y comentarios por parte de la gente, ¿hasta que punto le influyen?
-Hace poco un hombre me dijo, tú trabaja, que luego vendrán tus hijos y te lo gastarán, y ¿sabes que le dije?, ¡ay ignorante!, estoy disfrutando yo más ganándolo, que mis hijos van a disfrutar gastándolo. También ha habido gente que, cuando te compras un coche nuevo te dicen: ¡hala, otro coche!, con este tendrás para mucho tiempo; luego te ven a los dos días con otro y para que te voy a contar, pero que digan lo que quieran. Al principio la gente hablaba mal, pero yo creo que han cambiado de mentalidad y ahora dicen, pues mira, Vicente no es tan malo como pensábamos.
-Ha mencionado El Gejo. Creo que es allí donde tienen previsto desarrollar una iniciativa muy interesante.
- Vamos a hacer un escuela y un museo de energías alternativas; la intención es que tenga capacidad para 120 personas para que puedan estudiar y dormir allí y será para gente que tenga acabada la carrera y poderlos preparar. Estamos negociando con la Universidad de Salamanca y queremos empezar las obras a final de este año. Va a quedar precioso, son unas instalaciones de 15.000 metros cuadrados y va a ser un edificio autónomo, con placas en los techos y un balneario para demostrar que con las energías alternativas podemos mantener las aguas.

(Noticia sacada de el diario "La Opinión de Zamora")