Marzo del 2006
Camino
Publicado el 24 de Marzo, 2006, 20:28.
en General.
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Estupidez y Muerte, invitaron a Inteligencia y Sentido Común para dar solución definitiva al problema. (Inferno)
(Mª José Sierra) |
S. t.
Publicado el 23 de Marzo, 2006, 19:25.
en Microrrelatos.
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![]() la pluma rozaba sexualmente el papel, emborronándolo de placer. |
Empiezo… Caigo y me levanto una vez más…
Publicado el 20 de Marzo, 2006, 10:47.
en Relatos variados.
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Cada situación que se vive es solo un momento, nosotros somos los que quedamos para la realidad actual... somos un sin fin de descubrir… somos tan insólitos y tan impredecibles… a veces nos enredamos en la oscuridad de nuestra mente por lo que no queremos ver, debemos abrir nuestro pasado, reconciliarnos con lo que dejamos atrás sin concluir por la costumbre de avanzar sin retroceder… "yo también sueño"… pero sueño lo que puedo alcanzar y palpar con mi vida, mis manos y el destino que yo mismo me creo, acompañado del que involuntariamente nos toca vivir. He sido muy afortunado, tengo unos amigos y amigas increíbles… una hija que se que está bien y me lleva en su diario vivir… una madre inigualable, un padre ejemplar… unos seres "muy especiales" que ellos solo saben que son parte importante en mi vida… he sido siempre un héroe implacable y difícil de derribar, no me lo permito… aunque pierda credibilidad… no!!!... ahora comprendo las cosas de un punto de vista más claro y más amplio, ilimito mis deseos y mis ganas de dar y recibir… dar tanto, a veces no te sirve… entonces dejo las sobras del presente en mis días… y vuelvo atrás… a ese mundo que me extrañaba y me recordaba tanto… que por querer salvar los momentos, abandoné. Cuando me duerma me prometo jamás volver a soñarte… y no es por ti… si no por respeto a mí. Antes fui tan feliz con el presente que vivía, pero engañado… ya era hora que despertara… que me diera cuenta quién soy, cuánto valgo y cuánto me aman y me necesita el mundo entero para compartir mi risa… mi personalidad y mi encanto. Es y era sólo un motivo… sólo un escape a no sentir nostalgia por el pasado… el que haya estado en trance por aceptar lo que jamás quise para mí… (Es cierto que quise y me quieren y lo harán por toda una eternidad)… sé lo que siembro y la huella que dejo en días atrás es tan grande que será imposible que me olviden, lo sé. Parezco un egocéntrico, jajajaaa… pues sí lo soy... pero bien calmadito por la vida, por el pasado y el presente que será tu mañana, mi mañana… un futuro rico, exquisito y libre de expresión… ¿cierto? Siempre te seguiré… siempre me encontraré a mí mismo… eso me lo digo a diario… y da resultado… inténtalo y ya verás!!! El silencio que presentaba tu personalidad frente a mis ojos era más reconfortante a este silencio sin tu adorada e inútil presencia. Desde que mi mundo, que sale al mundo por mis pupilas, se apagó en tu mirada, comencé a fluir esta experiencia de todas las religiones juntas a la vez, siendo así... niños en el amor.
En los años experimentados he aprendido que existe un común determinador entre un cuerpo y otro en una noche de gala. Pues bien, ¡ya no te deseo! ¿Has visto a animales haciendo el amor?, ¿O ya olvidaste cómo dejaste caer tus garras sobre esta presa que no supiste desmenuzar?... ya vez, aún estoy vivo y hoy soy yo ese águila que en la oscuridad del cuarto soy y traigo marcas en el pecho en busca de un ungüento a cicatrices que poco a poco se van.
Yo no tenía un anhelo, me volví un poco ciego en un mundo que no quería ver, en un mundo tan vacío donde no quedan emociones porque tú eres estéril a la hora de amar. No voy a llorar si no "me amas"... en la distancia de tu sur, y en el desierto de mi norte yo ahí estaré, aquí me quedaré y por vez primera te sentiré, descubriré y reconoceré que a pesares... sólo fuiste un espejismo… aquél que no debí vivir jamás. ¿Que todo terminó?... es triste, más lo fue el adiós que aún no nos dijimos, y mañana para ti será un día muy triste porque yo comienzo a volar nuevamente, porque el sueño de amor que vivíamos tú y yo no despierte jamás. Mejor pensaré por ti y a los siguientes días tristes, aunque la verdad van en mejoría... pediré a las estrellas que te guíen en un destino cercano al que yo no quiero frustrar.
En mis alegrías de medio día, nace a veces una nueva oportunidad en la esperanza de revertir lo que cantaremos al duelo de un "contar conmigo hasta el final". Será fuego prendido, a pesar de que hay millones mejor que tú, en la electricidad que nos hacía hervir la piel, lo siento, tu hora pasó y yo trataré que no quede huella en tu veleta, en lo parental de los besos, las caricias, los sentimientos y en el error que cometimos en creer que éramos lo mejor, al decirnos en fantasía... lento, quiero... una vez más. Porque cuando alguien llore y tú veas su dolor... te acordarás de mí. Y en cada inesperada lágrima que derrames, tú… pensarás siempre en mí. Más si despiertas con ternura, no podrás evitar que durmieras con las caricias que muchas veces te di.
Mi corazón ha sido maltratado y como una fiera que sacó las garras y me dio un zarpazo es en quien te convertiste tú, al mirar sobre mi cabeza otro horizonte que, por cierto, no te mediste porque en todo me mentiste y la verdad aún no sé qué te ganaste. Alguien te va a herir el alma, así como tú me heriste, posteriormente vendrás a mí y bajarás la mirada y tu premio será el consuelo que vayas con quién vayas y zarpes donde gustes... ahí me verás a mí en tu pasado, en tu presente... tus recuerdos de mí, porque yo seré tu futuro incierto a consecuencia de un error.
Estaré contigo, siempre contigo y seré tu guardaespaldas... no me verás, pero olerás mi esencia inexistible y ahí pensarás ¿qué te ganaste? Estoy recogiendo las cosas precisas para irme a un nuevo horizonte y dejar lo fiel que mi piel te ha sido, y si no puedo... por favor, mándame con alguien celestial las cosas queridas de mi propiedad y las comunes cosas que queden tíralas al infinito aire para no verlas jamás. Aquí, en esta bolsa llamada "corazón" me llevo por ahora el libro de los mil y un versos que recité por ti, y lo demás, que vuele sin rumbo para que jamás vuelvan a mi bolsa, que pronto viene a mi partida.
Pero, cuando se acaba el amor... los días pasan de largo y los acorto un poco con tu recuerdo, y yo me convierto en pasado. Recuerdo cosas inútiles, siempre alerta para sentir una vez más mi rostro empapado por tu persona querida, odiada y desnuda. Me sobra espacio, me vuelvo violento y quiero ponerme en un muro e incinerarme con tu cruel recuerdo... para así lo dulce no sentirlo amargo y convencerme que no hay culpables, que fue la vida, producto no comercial a mi corazón, producto desechado porque nada se puede hacer cuando se acaba el amor. Cuando se acaba mi amor… el que ya enterré.
Es difícil decir lo siento, mas traicionar y profanar aquella cama en que hicimos la vida pendiente de nuestras emociones frustradas en el día de hoy. Tu sonrisa la imagino en otros labios y me ligo a tu imagen imborrable por tu alegría hecha carcajadas... ahora mis lágrimas hacen mi propia piscina y me baño a diario en esta historia pasada, sí... tú, mi principio y final eres en lo que conmigo quiero llevar como un castigo masoquista, a renunciar tu sangre ardiente que se apoyó en mis venas cuando desesperabas en el deseo de creerme tuyo y siempre tuyo. Sin darme cuenta tras tus mentiras, me hiciste un favor y entré al amor. Me equivoqué, pero rendirme no será mi lema, no será derrota... sólo un tropiezo más.
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FALLAS
Publicado el 17 de Marzo, 2006, 11:15.
en General.
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![]() ¡¡¡¡Fuego!!!! ¡¡¡¡Llamas!!!! De nuevo Valencia se quema y renace de sus cenizas. Por cierto los petardos, también se queman. Desde el Infierno saludamos con entusiasmo esta fiesta en la que Todo se quema. ¿Los bomberos tendrán vacaciones estos días? |
Lumumba: La Leyenda
Publicado el 14 de Marzo, 2006, 11:06.
en Relatos variados.
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Aventuras en el Exterior Desde luego, viniendo de donde venía Lumumba no se presentó ningún familiar para atenderlo por lo que las enfermeras y alguna doctora que otra tomaron bajo su tutela el restablecimiento emocional del chico cosa que desde luego Lumumba agradeció encarecidamente. Y ya fuera porque Lumumba jamás había tenido contacto con el mundo moderno o por su propia imbecilidad el traumático paso de la vida salvaje a la más pura civilización no causó ningún daño mental que añadir al del destete. La recuperación fue lenta cosa que agradecieron, como ya hemos dicho las enfermeras, alguna que otra doctora y la esposa del moribundo de la cama de al lado pues Lumumba pagó sus desvelos con lo único que era suyo, el hatillo con los tres trapos se quedó en medio de la carretera donde fue atropellado, y que siempre le acompañaría allá donde fuese; su extraordinario potencial amatorio o para ser más exactos con su descomunal falo. Porque los habitantes de la sabana no tienen pene, minga o manolita; tienen falo que es más como de selva y Lumumba podría llegar a ser lo que fuera pero la selva nunca salió de sus venas. Incluso mucho tiempo después, cuando vivía displicentemente en una enorme mansión de Beverli Hills conservó en un pequeño cuarto el medio kilo de arena de la sabana que le extrajeron del estómago después del atropello. Medio kilo de arena y un par de bujías, pero conservar las bujías no le pareció muy tribal con lo que las desechó en un contenedor de restos humanos que encontró a su salida del hospital. Bujías, que por cierto, provocaron un enorme incidente en la planta de reciclaje de restos humanos y que fue encadenando hechos hasta acabar con el derrocamiento del gobierno del país. Y es que Lumumba en su imbecilidad congénita derrocó gobiernos y elevó ideales a los más altos estamentos mundiales. Mayormente porque la desconsolada acompañante del moribundo, vecino de habitación hospitalaria de Lumumba, a causa de la larga convalecencia de este cogió unas ladillas solo encontradas hasta aquel día en el aparato reproductor de las vacas selváticas. Y este hecho consagró a un afamado doctor especialista en enfermedades venéreas hasta llegar al estrado de la fastuosa Academia de Pero vayamos desarrollando poco a poco todos estos puntos con todo detalle. Lumumba siempre había sido un buen cristiano y voluntarioso (sobre todo con el cuerpo femenino) siempre le había procurado dar lo mejor de sí. Su potencia varonil y su comportamiento salvaje, era algo que las féminas con las que había tratado lo valoraban de una forma muy especial. La "corpulencia" de nuestro amigo fue de boca en boca del personal sanitario de aquel centro. De ahí a comprobar sus efectos beneficiosos en los cuerpos libidinosos femeninos que pululaban por allí, fue todo uno. Claro que los riesgos de contraer enfermedades venéreas eran muy evidentes, el condón era algo que no existía en la conciencia de Lumumba, ni tan siquiera sabía qué era el plástico o látex… Como mucho había oído hablar de la "marcha atrás". Todo esto no importaba a las beneficiarias de tan suculento espécimen. Alguna de aquellas hembras no tenía por costumbre un aseo íntimo pertinaz, unido a la dejadez de Lumumba, fue la causante de la transferencia de las ladillas a toda aquella persona que mantuviese relaciones con él. Y ocurrió que una de las mujeres que pasaron por los encantos de nuestro aventurero, fue la mujer del Delegado de Defensa del Consulado de los EE.UU. en aquella ciudad. Una rubia, estilo Barby, con un pasado un tanto peculiar relacionado con el afamado y sustancioso negocio de las películas porno, mujer de 26 años y de cuerpo escultural, chocaba mucho con el aspecto burgués y bastante amueblado del Delegado. Un General de División con buenos contactos en las altas esferas conservadoras, debido a su carácter tremendamente ambicioso, su nombre era Gerald Howart, y su trabajo allí consistía en una misión de espionaje extremadamente delicada. Aunque el general cincuentón tenía una vida oculta, o eso pensaba él. Unos intrépidos periodistas americanos le seguían la pista muy de cerca sospechando que el General no era trigo limpio . Sí, a nuestro amigo le gustaban mucho los "alimentos muy poco hechos". El emparejamiento con el bombón había acallado muchos rumores, o al menos esa ilusión se hacía él. Y para poner tierra de por medio y evitar intromisiones curiosas eligió un destino como ese en la perdida África, allí podría saborear los placeres ocultos de los jóvenes negritos sin levantar sospechas y montar su particular negocio de intercambio de material pornográfico. Como muchos veces antes, aquel día la esposa del General ejercía una de esas misiones caritativas propia de su status social más por obligación que por verdadera vocación dándose un garbeo por las salas del hospital local, había oído hablar de la llegada del espécimen sexual y quería asegurarse que lo que contaban las malas lenguas era cierto; si la potencia del muchacho era tal y como le habían asegurado desde luego ella no se iba a quedar sin probarlo, y es que era lo que tenía estar casada con un tipo como era el General, que las relaciones maritales eran escasas, por no decir prácticamente inexistentes y que cuando sonaba la campana y lo cataba era como el que tenía tos y se rascaba los cataplines. Eran las 12 de la mañana, la hora habitual de Nancy para hacer su habitual ruta "eucarística" por el hospital. Lumumba estaba descansando plácidamente en aquella habitación apartada. Con paso decidido y discreto, entró sigilosamente en la habitación, destapó con cuidado la sábana y ahí comenzó su "práctica misionera". Se quitó la ropa, subió a la cama, y comenzó a "orar". Lumumba se despertó y sin pensarlo dos veces correspondió como merecía la plegaria , in crescendo sin poder reprimir una sonrisa bobalicona que le confería un peculiar rictus pontificeo . Gerald, el General, que rondaba por allí con la mosca detrás de la oreja, puesto que le habían soplado que su esposa había mostrado un particular interés por el negro , decidió hacer una visita de reconocimiento sabedor de las carencias afectivas que tenía su señora. Los pasos del general se hacían cada vez más fuertes, al tiempo que los gemidos se volvían gritos de placer. El picaporte de la puerta hizo un movimiento brusco y seco. Lumumba descubrió en ese momento el "cohitus interruptus" y lo que era la obsesión anglosajona por salvar el honor mancillado de un macho del Imperio. Ambos, Lumumba y la rubia, salieron por la ventana totalmente desnudos, y sin otro remedio que tratar de buscar alguna otra por la que entrar. Una de las enfermeras que los vio, los dejó entrar. Como fuera que los dos estaban en pelota picada y no era cuestión de andar así por las calles de la ciudad africana convencieron a la enfermera para que les aprovisionase de alguna indumentaria, a ella le dio un traje de enfermera y a él una bata de enfermo, los llevó hasta recepción. En la huida Lumumba se había agenciado la mochila de un visitante ya que su hatillo, como ya dijimos había quedado abandonado en mitad de la carretera. Lumumba miró entre las cosas y decidió ponerse parte de las ropas que encontró en la mochila sustraída debajo de la bata de enfermo, es decir unas bragas de blonda holandesa y unos pantys de rejilla. Y como es bien sabido que las recepcionistas de los hospitales africanos son amables hasta el paradoxismo la encargada de turno, al tiempo que abandonaban el hospital, le dio a Lumumba una bolsita con las escasas pertenencias con las que llegó al centro sanitario; por orden: un taparrabos manchado de grasa, dos collares hechos de dientes de ancestros fallecidos, una bolsita de plástico con medio kilo de arena y dos bujías; como bien les informó la recepcionista estas dos últimas cosas eran los restos que le habían sacado del cuerpo cuando ingresó en el hospital y que a ellos no les gustaba quedarse con nada que no fuera suyo. Sin entender muy bien qué hacía eso ahí, las bujías, las tiró en la primera papelera-cenicero que encontró. Todo ello sin saber que la papelera era el lugar de contacto para dar la señal y comenzar el "conflicto regional" (guerra civil salvaje, a todos los efectos) en esa zona. El General Gerald, que hasta entonces estaba obcecado por averiguar algo más sobre las "acciones caritativas" de la parienta ", se dio cuenta de la señal en el cenicero. "Dos bujías en el cenicero al lado de la puerta de salida del hospital". Había llegado la hora de iniciar el fatídico plan ;24 horas antes de lo esperado a lo planeado por él mismo pero ordenes eran ordenes y la lealtad al estado estaba por encima de cualquier otra cosa. Por otro lado Estaba visto que la relación nunca llegara a consumarse ya que , de nuevo, un ruido la fiesta de aquella pareja extraña y que por las buenas lo único que les unía era su querencia excesiva al sexo, o quizás si tenían algo más que ver… |
Semanita
Publicado el 10 de Marzo, 2006, 13:04.
en Relatos variados.
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Estamos a punto de terminar una semana para olvidar. Es una de las semanas que deberíamos guardar como ejemplo de hasta qué punto el ser humano puede llegar a decir y hacer estupideces sin contemplaciones. Empezamos con la espeluznante noticia del ingreso de una niña de 5 años, apaleada por sus supuestos padres, sin que nadie pusiese los medios suficientes para acortar semejante aberración (salvo los técnicos a pie de calle que por mucho que voceen no les hace caso ni Dios). Ahora esta niña, llamada Alba, está en coma en un hospital “¡qué bonito es el amor en la familia tradicional!” Seguimos luego con el día 8 de marzo (fecha en la que se celebra “la quema de brujas trabajadoras por parte de un empresario estadounidense, porque éstas querían unas condiciones mejores) Bueno, hemos avanzado algo, hoy siguen muriendo, pero no de una forma pública, si no en casa y con la familia. Digamos que se les han dado todos los elementos para ser más libres, pero no pueden ser más inteligentes que determinados garrulos que tienen a su lado. Y para rematar la semana, se celebra el segundo aniversario de una matanza en nombre de Dios (esta vez es en versión Alá) y poniendo como excusa la opresión de un pueblo (el iraquí en este caso.) ¡Maravilloso! Resulta que ahora 192 personas que madrugaban para trabajar (pueblo trabajador) son responsables de las cacicadas de sus políticos sobre otros pueblos del planeta. Igualito que el pueblo musulmán es responsable de lo que una panda de impresentables descerebrados, (obedeciendo a majaderos que debían de estar colgados por los dedos pulgares en el Infierno), por un puñado de dinero. Y mientras estas víctimas de la sinrazón se tienen que aguantar con lo que les ha caído encima; los políticos de uno y otro lado se pasan la pelota de la “culpa” y manejando su rentabilidad para sus propios intereses. Esto es “divino”, se nota que el mundo está evolucionando de una forma inteligente y razonable. Pues estos tres casos antes mencionados, se entremezclan con las mismas sandeces de siempre, porque aquí últimamente lo que se lleva es decir las estupideces más grandes, y comentarlas en los lugares más serios, repitiéndolas por todos los medios necesarios y hasta la saciedad. Ahora, todos tranquilos, suelen decir que “Dios protege la ignorancia”, así que de ésta, probablemente también nos libremos, hasta la próxima. |
MARIA
Publicado el 7 de Marzo, 2006, 11:06.
en Relatos variados.
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A mi abuelo Cecilio , en
el decimoctavo aniversario de su muerte . |
Lumumba: El Exodo
Publicado el 7 de Marzo, 2006, 10:48.
en Relatos variados.
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Tal vez fuese por sus anhelos de conocer otras tierras, tal vez por los sueños de adolescentes, o simplemente porque era obligado a dejar esas tierras por patas. El hecho de que tuviese que salir a muy temprana hora de la mañana, con los cuatro trapos (3 de ellos en el atillo) y una lanza, fue el inicio de una nueva etapa de su vida, la adolescencia quedaba atrás, en ese poblado… Ahora ya era un hombre (bueno, un desastre de hombre) Nadie de su poblado sabía qué existía más allá del paraje Suruya, límite de seguridad marcado por esa tribu, más allá de ese perímetro la aventura era segura. El sol despuntaba cuando Lumumba traspasaba el límite de Suruya, es decir, comenzaba Más tarde descubrió que el nombre real de esos "troncos" tan poco recomendables era Cocodrilos. Su cuerpo atlético comenzaba a resentirse de las aventuras al estilo "Mortadelo y Filemón". Su sed comenzaba a ser la del desierto del Gobi. Definitivamente, toda aquella situación había que solucionarla. Al llegar a un claro, vio un monstruo que corría mucho y hacía un ruido infernal (para nosotros un todo terreno) y unos seres muy parecidos a él pero que parecían enfermos por el color tan pálido que tenían. Con una vestimenta un poco payasa. Nada propio para caminar por una sabana. Acechando y vigilando sus movimientos, en un descuido, asaltó su despensa y cogió lo que le pareció conveniente, junto con una botella rara que ponía J-h-o-n-y W-a-l-k-e-r. Inmediatamente se fue bajo un árbol y allí devoró la carne… Era extraña, sabía a plástico y su nombre era M-c-D-o-n-a-l-d-s. Para dejar buen sabor de boca, bebió ese "agua" tan extraña, apenas de un trago. Sudores y euforia se hicieron fuertes en su cuerpo, comenzó a saltar sin sentido, a dar tumbos y marearse (era un Lumumba en estado incontrolado, bueno, aún más incontrolado). Salió a la pista de monstruos de acero (carreteras para nosotros) y allí tras una exhibición ridícula de guerrero machito, un jeep se lo llevó por delante. Su entrada a la ciudad fue inconsciente, como toda su vida y por la puerta de urgencias de un centro hospitalario (la vida de Lumumba siempre ha tenido cierta urgencia… hacia el caos). En los primeros estadios de su inconsciencia Lumumba soñó. Otro accidentado en su caso no hubiera sentido nada; se supone que el estado de inconsciencia es, por decirlo sencillamente, como cuando se funde un fusible pero Lumumba tenía que soñar. Y claro está soñó con lo que él conocía bien, la sabana. Cientos de leones y leonas paseaban amigablemente con él mientras mantenían animadas charlas sobre el sentido de la vida y el fin único de la existencia. No es que los leones no mantuvieran estas profundas charlas, pero nunca se ha sabido que compartieran esos pensamientos con humano viviente. Los leones de la sabana es lo que tienen, una fama de filósofos que para que vamos a contar. Pero no os extrañéis, Lumumba en algún recóndito lugar de su cerebro tenía algo parecido a la inteligencia, incluso si alguien especializado hubiera cogido al chico cuando aún era pequeño hubiera logrado hacerlo parecer hasta listo. Pero volvamos a los delirios oníricos de Lumumba; dentro de lo variopinto que resultaba la población de la sabana, Lumumba siempre había sentido un especial aprecio por las hienas, no porque estos carroñeros tuvieran dos penes como pudiera creer cualquier mal pensador, más bien porque siempre estaban riendo. Ya podías estar dándoles palos que los bichos no paraban de reír y esa sin par alegría y ese positivismo a la hora de enfrentar la vida llenaban a Lumumba de un sentimiento que podríamos reflejar aquí como un no rendirse a la adversidad. Ya sabemos, ustedes y yo, que las hienas no se ríen que su fingida alegría no es más que un rictus genético. Pero que quiere que les diga, nunca nadie se atrevió a quitar tan pequeña ilusión a nuestro protagonista. Y entre jeringazo de Novocaína y de morfina, es que eran pelín bestias los médicos de las urbes africanas, Lumumba no terminaba de salir de su estado letárgico. Ya podían darle de leches que no había manera y sólo cuando una de las enfermeras, un poco rarita ella, acunó las narices de Lumumba entre sus turgentes senos pareció Lumumba que daba unos débiles atisbos de consciencia. Sobre todo porque aunque el paciente no terminaba de despertar tuvo que intervenir medio servicio de seguridad del hospital para conseguir arrancar las manos de Lumumba de los maternales pechos. Todo cosa del trauma infantil al perder a su madre a tan temprana edad y no haber tenido un destete adecuado. |